domingo, 24 de agosto de 2008

mimetismos azules

Un timbre metálico toca la puerta, esa noche toda la habitación tomo uno de esos tonos azules de aires tenebrosos. El sonido de ahogaba en el vacío resucitaba y rebotaba en cada esquina de la casa, habían murmullos consumiéndose en cada espacio, la luz se hacia fuerte y se encogía. El temor tomo por sorpresa cada cuerpo errante dentro de ese lugar.
Aquella tarde...

El aire continuaba teniendo ese timbre tan áspero, el temblor sucumbía las almas y luego se retiro por donde vino y se ahogo en su propia tristeza, grito y rompió todo lo que pudo pero aún así, sucumbió en su propia ira, en su deseo inmenso de ignorar su infierno.
Hacer llorar a otros para sentir que su pena no es lo que agobia, para tirarle luz a quien merece el sol.

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